Frenos

Montar en bicicleta es un placer comparable a pocas cosas en esta vida. Y lo es aún más si esa bicicleta que montas, además, te sirve de transporte. Ahorras dinero y recursos naturales, no contaminas y, además, haces ejercicio. ¿Se puede pedir más? Quizás sea por eso que el uso de la bicicleta en nuestro país se ha disparado en los últimos años. España es un país con buen clima durante casi todo el año y esto hace que montar en bicicleta sea aún más apetecible.

Montar en bicicleta no es complicado, y dicen que una vez que se aprende nunca se olvida, pero ¿qué pasa con el mantenimiento? ¿Sabemos cuidar de nuestra bicicleta? ¿Y los frenos? Porque el primer activo para nuestra seguridad sobre dos ruedas es precisamente ese, los frenos. Los frenos son una de las partes más importantes de la bicicleta y los hay de diferentes tipos, dependiendo de nuestros gustos, necesidades y de la bici que tengamos, también.

Como bien imaginarás, los frenos necesitan un cierto mantenimiento, cambiar las pastillas de frenado cuándo sea necesario y mantenerlos siempre en buenas condiciones para que ofrezcan el mejor rendimiento. No hace falta decir también, que cuánto más cuidemos nuestros frenos, más nos durarán, por lo que es también una cuestión de ahorro. Entonces ¿tienes alguna idea de cómo mantener tus frenos siempre en la mejor condición? Aquí te dejamos 3 reglas de oro que te ayudarán.

Al estrenar frenos en nuestra bici nos dará la sensación de que ¡no frenan! Pero no te asustes, es lo más normal. Prueba la bici en un espacio amplio y seguro, si es con algo de pendiente mejor, y frena varias veces suavemente hasta que las pastillas queden perfectamente acopladas al disco. Sigue esta rutina: después de frenar 5 veces con suavidad, aprieta el freno a tope y frena en seco, repitiendo este proceso otras 5 veces. Así, lograrás que las pastillas se adapten al disco.

Con el tiempo, las pastillas se desgastan, perdiendo capacidad de frenado. Antes de que esto suceda, hay que cambiar las pastillas. Si no cambiamos las pastillas a tiempo, nos meteremos en problemas más graves que pueden suponer el desgaste de los discos y su consecuente necesidad de cambio. Para saber cuándo cambiar las pastillas, hay que comprobar su grosor, con la ayuda de una linterna o, en otros casos, simplemente notarás un ruido cuando estés montando en bicicleta.

Al estrenar pastillas de freno, existe la posibilidad de que estas sufran una cristalización. ¿Qué significa esto? Quiere decir que se puede llegar a formar una película con el mismo material de la pastilla, pero materializado por el calor. Esto puede suponer que los frenos pueden dañarse y que podemos perder capacidad de frenado. Para evitarlo, utiliza un papel de lija fino para lijar un pelín las pastillas (una vez desmontadas de los frenos) para deshacernos de esa película cristalizada.