Bolígrafos

¿Sabías qué al bolígrafo se le llama también biro o birome? y, ¿sabías qué el boli se inventó en Argentina? Este instrumento de escritura que acostumbramos a utilizar tan a menudo guarda tras su punta y su tinta una historia muy interesante.

¿Te suena de algo el nombre Ladislao José Biro? Pues es el hombre que allá por el siglo pasado inventó el bolígrafo. Ladislao, era periodista de profesión y zurdo por lo que la pluma estilográfica que tanto se utilizaba antes del bolígrafo solía jugarle más de una mala pasada.

La punta de esta herramienta para escribir estaba diseñada para manos derechas, pero no para zurdos y había veces en las que la estilográfica se le atascaba mientras trabajaba. A parte de esta cuestión, la tinta que se utiliza (o se utilizaba) al escribir con la pluma tarda mucho tiempo en secarse, por lo que encontrar una alternativa a esta herramienta era, para muchos, un asunto casi de primera necesidad.

Con esto en mente, y según cuentan algunos periódicos, Ladislao consiguió crear, con la ayuda de su hermano un nuevo tipo de tinta que era, digámoslo así, de secado rápido. En este punto seguían sin haber inventado aún el bolígrafo y con las plumas de entonces era imposible utilizar la nueva tinta. Así, un día como otro cualquiera, Ladislao vió a unos niños jugando en la calle. Se entretenían con balones, con bolas que al tirar al pavimento atravesaban el agua de los charcos en el suelo.

Al atravesar el charco las pelotas pintaban sobre el terreno una línea húmeda. Y fue en ese preciso instante cuando a Ladislao se le encendió la bombilla y comprendió que una bola como aquellas podría también utilizarse para pintar con la tinta que acababan de concebir los hermanos Biro. ¿Cómo? Pues, colocándola en la punta de la nueva herramienta para escribir.

Sin embargo, los obstáculos no habían terminado. Enseguida se dió cuenta Ladislao de que existía un problema más: Cómo y dónde conseguir bolas lo suficientemente pequeñas para introducirlas dentro de la punta de un boli.

Así, el inventor húngaro (aunque nacionalizado en Argentina) volvió a casa. En Hungría y en Francia Ladislao patentó un patrón de la pieza en cuestión y después de presentar el descubrimiento en la Feria Internacional de Budapest siguió con su vida.

A las puertas de los años 40, Ladislao conoció por casualidad a Agustín Pedro Justo (expresidente de Argentina) quien quedó gratamente sorprendido con el invento y facilitó la entrada en el país de Ladislao, su hermano y su socio Meyne.

Por fin en 1940 los primeros bolígrafos empiezan a fabricarse en un garaje argentino. A medida que va pasando el tiempo el negocio comienza a crecer y sale al mercado el primer birome. Biro por el apellido de Ladislao y de su hermano, y Me por Meyne.

Pocos años después la licencia de los primeros bolígrafos fue vendida a la compañía Eversharp de Estados Unidos, que pasó a ser parte de Parker Pen. En 1953 el francés Marcel Bich compró la licencia por 2 millones de dólares.

Para quien no lo sepa, Marcel Bich fue el cofundador de la principal productora de bolígrafos a nivel mundial: Bic.

Así es cómo los bolígrafos fueron ideados, diseñados e inventados por tres húngaros nacionalizados en Argentina. Esperamos que ahora que conoces la historia de la tinta de los bolis y de la bolita al final de la punta veas esta renovada pluma estilográfica con nuevo ojos.