Abrigos

Si hay una prenda de vestir que no puede faltar en nuestro armario una vez se acerca el invierno, ese es el abrigo. Los abrigos ocupan un lugar principal en nuestros vestidores. Tenemos una variedad casi infinita de estilos y modelos de abrigos en el mercado, pero ¿cuál nos sentará mejor? ¿qué tipo de abrigo se ajustará mejor a nuestro cuerpo? ¿con cuál estaremos mejor preparados para el frío? Invertir en un buen abrigo es una gran idea. Puede llegar a convertirse en una de nuestras prendas para toda la vida. Es un elemento atemporal que podemos utilizar cada año cuando llegue el frío.

Además, un buen abrigo es una pieza que nos hará definir nuestro estilo personal. Antes de tener una función exclusivamente protectora contra las inclemencias del tiempo, el abrigo establecía una posición social en la persona que lo llevaba puesto. ¿Sabías que en la Antigua Roma los ciudadanos con posiciones sociales elevadas se cubrían con túnicas para distinguirse de los esclavos?

Ya en la Edad Media, eran los nobles los únicos con el privilegio de llevar la hopalanda (una especie de bata predecesora de los abrigos), y no es hasta bien entrado el siglo XV cuando el abrigo se empieza a popularizar entre las clases medias. Los primeros abrigos de piel aparecen a finales del siglo XIX. Y así, hasta la enorme variedad de abrigos que podemos encontrar hoy en día. Pero ¿cuál elegir? Aquí tienes una pequeña guía con diferentes aspectos de debes tener en cuenta a la hora de elegir un abrigo.

La mejor medida de comparación para acertar en el largo de nuestro abrigo es nuestra pierna. Si tenemos las piernas largas, podemos jugar con diferentes variantes como el ¾ o el abrigo a la rodilla. Si somos de pierna corta, lo mejor es evitar cortes en la zona de la pantorrilla.

Normalmente, los abrigos vienen ligeramente entallados en la cintura y con apertura en línea A. Las personas de cintura más definida, pueden apostar por abrigos con cinturones que lleven la vista hacia esa zona. Para aquellos que no tengan la cintura tan definida, lo mejor es un abrigo sin cinturón.

Desde un punto de vista práctico, lo mejor es elegir abrigos en tonos neutros, ya que nos darán versatilidad a la hora de combinar nuestra ropa. Y si podemos elegir el color de nuestro abrigo teniendo en cuenta nuestro color de piel y pelo, mucho mejor. Las personas de pelo oscuro se verán mejor con abrigos en tonos intensos y las que son más rubias, en tonos más claros.

Los abrigos, en muchas ocasiones vienen acompañados de diferentes detalles que se utilizan para resaltar distintas partes de la prenda. Bolsillos, botones irregulares, bordados, escudos, apliques, solapas, cremalleras…serán un centro de atención para las miradas.

Si queremos alargar nuestra figura, lo más recomendable es tener una sola fila de botones. Dos filas de botones ayudan a ensanchar el cuerpo. Por otro lado, en cuanto a las solapas, su tamaño también debe estar en consonancia con quien luzca el abrigo. Las solapas finas van mejor con hombros no muy anchos y viceversa. ¡Utiliza tu abrigo para destacar o suavizar tus líneas a tu gusto!

Esta es la característica más personal de un abrigo. Cada persona tiene un estilo diferente, y también es cierto que cada temporada la moda y las tendencias cambian. Es precisamente por eso que, al principio de esta breve guía, aconsejamos tener paciencia.