Alpargatas

La alpargata, también conocida como espardeña, es un calzado con mucha historia. Los primeros datos ofrecidos por historiadores nos indican que las primeras alpargatas, tal y como las conocemos hoy en día, datan del siglo XIV y documentan su origen en España, donde, ya incluso un poco antes, en el siglo XIII, era el calzado utilizado por los soldados a pie del rey de Aragón.

De hecho, las alpargatas forman parte del traje regional de muchos lugares del país, principalmente de aquellos pertenecientes a la antigua Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y las Islas Baleares). Aunque luego se fue generalizando su uso a lo largo de toda la geografía española.

Más adelante, hacia la tercera década del siglo XIX, este calzado fue llevado a la zona del Río de la Plata por inmigrantes españoles y franceses, lo que le llevó a ser muy popular también en esta área de América Latina. Las alpargatas, además, tienen la ventaja de ser un calzado totalmente unisex, y son por ambos sexos, lo que nos da una idea de su gran versatilidad. Los modelos masculinos y femeninos son prácticamente iguales, a excepción de pequeños detalles en los tejidos, y del modelo con cuña, que es exclusivamente para mujeres.

El nombre ‘alpargata’ procede de la palabra ‘esparto’, uno de los materiales principales de este tipo de zapatos. Además del esparto, las alpargatas están hechas con lona y tela, con lo que resulta una opción muy liviana y cómoda para andar en los días más calurosos del año.

El yute (Chorchorus capsularis) es una planta muy fibrosa, perteneciente a la familia de las Malváceas y que se cultiva, principalmente, en las regiones tropicales. Del tronco de esta planta se extraen unas fibras naturales que se obtienen al dejar la planta secando durante dos o tres semanas. Posteriormente se procede al hilado para obtener los ovillos con los que se trabajará para crear las suelas de las alpargatas.

Este hilo creado a través de la planta, tiene una gran resistencia y ofrece propiedades aislantes y de baja conductividad térmica. ¿En qué se traduce esto? Pues en que la alpargata tiene una suela cómoda y resistente, que protege tanto del frío como del calor, de manera natural.

A pesar de que las alpargatas se estuvieron utilizando durante muchos años, no es hasta 1950 cuando la evolución de la moda lleva a los fabricantes a darle un giro a los diseños, aportándoles un extra de sofisticación y modernidad para adaptarse a los nuevos tiempos. Un cambio que termina por materializarse de la mano del gran Yves Saint Laurent, que en 1960 presentó un nuevo modelo de alpargata pensado para lucir en las noches de fiesta parisinas: la alpargata con cuña.

Este nuevo tipo de alpargata, al que se le añadía un tacón realizado en el mismo material de esparto que la suela, supuso una auténtica revolución del género, llevando a la alpargata a extenderse socialmente entre las mujeres de toda Europa, sin importar el entorno socioeconómico al que pertenecieran.

Y la revolución que comenzó de la mano de Yves Saint Laurent, continúa en la actualidad. Las alpargatas con cuña siguen siendo un ‘must’, también gracias a los cambios que viven cada temporada. Hoy en día, se puede decir, sin ánimo a equivocarse, que casi toda mujer del sur de Europa tiene un par de alpargatas de cuña en su armario.