Zapatillas de running

Tanto si por fin te has decidido a lanzarte a correr, como si ya lo hacías habitualmente y necesitas unas nuevas zapatillas, te conviene tener cierta información primero. Porque la elección de las zapatillas que vas a utilizar para correr es mucho más importante de lo que puedas creer. No solo por tu propia comodidad cuando te ejercites, sino para evitar ciertos problemas derivados de este deporte como pueden ser las ampollas, los esguinces y otro tipo de lesiones.

Elegir tus zapatillas de running condicionará la efectividad de tus carreras, la frecuencia y todas las sensaciones que tengas cada vez que des un paso. Aunque en un principio mucha gente, sobre todo los principiantes, piensen que elegir una zapatilla para correr es tan sencillo como ir a la tienda y comprar la que más nos guste y que mejor nos siente, la realidad se encuentra muy alejada de esta idea.

Existen muchos otros factores que debemos tener en cuenta a la hora de valorar un modelo de zapatilla por encima de otro. Al final, y en resumen, se trata un poco de tomar una decisión correcta que esté en concordancia con tus necesidades. Y para ayudarte en esta decisión, hemos preparado esta guía en la que encontrarás los diferentes factores determinantes a la hora de elegir unas zapatillas, para que puedas tomar la mejor decisión y te lances a quemar kilómetros con tus pies.

Al correr, tu pie resbalará hacia adelante algunos milímetros que, a veces, dependiendo de tu pisada y de la intensidad de la carrera, pueden incluso llegar hasta 1 centímetro. Así que al probarte un modelo de zapatillas de running, comprueba que tus dedos no toquen la punta de la zapatilla… ¡así evitarás que se formen ampollas o que tengas problemas en las uñas!

Para que te sirva de orientación, calcula que las zapatillas de running deben ser una talla más grande que el resto de tu calzado habitual que usas a diario. ¿Un pequeño truco? ¡Elige tus zapatillas al final del día! El pie estará un poco más hinchado tras toda la jornada caminando y esto te ayudará a hacerte una idea del cambio que puede sufrir tu pie tras varios kilómetros de carrera contínua.

¿Vas a lanzarte a correr por primera vez? ¿Eres un corredor avanzado con años de práctica? Estos factores, también influyen en el tipo de zapatilla de running que te beneficiará más. Pero no solo del estado de forma se trata, sino de la velocidad de tu carrera también. Si vas a llevar un ritmo más tranquilo y lento, necesitas un calzado flexible para poder depurar al máximo tu técnica de correr.

Si eres un corredor en buena forma y te gusta meterle más caña, puedes tirar de zapatillas más ligeras y sin tanta amortiguación. Además, en estos casos, se suele tener más flexibilidad y una musculatura más desarrollada, gracias a la práctica habitual. En cualquier caso, este tipo de corredores también se tiene que dejar llevar por sus sensaciones a la hora de pisar, ya que la experiencia personal es siempre la mejor fuente de información.

Hay modelos de zapatillas de running de entrenamiento que se han diseñado para correr a 5,30 minutos el km y no ofrecerán la misma respuesta a 4 minutos el km. Para ritmos por encima de 4 minutos el km, se recurre a zapatillas con mayor amortiguación. Para ritmos más veloces, de hasta 3,45 minutos por km, deberás utilizar zapatillas que sean más ligeras, a costa de perder algo de amortiguación, y para aquellos que corren a gran velocidad, por debajo de 3,45 minutos el km, hay zapatillas muy ligeras y rápidas.

Si ya estás muy metido en el mundo running, y participas en carreras, te interesará también saber si la zapatilla que vas a comprar es para entrenar o para carreras. Si vas a utilizarla en carreras, puedes lanzarte a adquirir un modelo más arriesgado y rápido. Si solo vas a entrenar, intenta ir sobre seguro.

Una persona que pesa 65 kilos no necesitará el mismo tipo de zapatilla que una que pesa 90 kilos. Si te encuentras por encima de los 80 kilos, debes prestar atención extra a la amortiguación de la zapatilla. Para estos casos, se suele recomendar una entresuela de espuma más dura acompañada de un sistema de amortiguación que lleve un refuerzo adicional tanto en el talón como en la puntera.

Normalmente, las distintas marcas deportivas que diseñan zapatillas de running, tienen diferentes modelos dependiendo del peso de la persona. Pregunta en tu tienda y te darán esta información. A primera vista, te darás cuenta de que las zapatillas de correr para personas con mayor peso suelen ser bastante más gruesas en las suelas que aquellas adecuadas para las personas más ligeras.

Esta es la gran pregunta que mucha gente se hace nada más comprar sus zapatillas para correr. La inversión es importante y queremos sacarle el máximo partido y utilizar nuestras nuevas zapatillas el máximo tiempo posible, pero manteniendo sus cualidades. Es absolutamente desaconsejable correr con unas zapatillas viejas o en mal estado, ya que la mayor parte de sus prestaciones se pueden ver disminuidas.

Después de muchas carreras y kilómetros, lo más probable es que hayas adquirido cierta experiencia como para saber qué tipo de sensaciones te transmiten tus zapatillas en cada paso, pero por si acaso, debes saber que para zapatillas más gruesas y pesadas se calcula una duración de unos 1.500 kilómetros y para las más ligeras, unos 500 kilómetros.

¿Te lesionas con facilidad? ¿Tienes alguna lesión previa que condicione tu manera de correr? Tener esta información y valorarla antes de comprar unas zapatillas de running es muy importante. Hay modelos que pueden ayudarte a evitar y mitigar lesiones. Si, por ejemplo, sufres algún tipo de fascitis plantar, necesitarás una zapatilla con más apoyo en la zona del arco del pie. Si después de correr se te cargan los gemelos y los sóleos, tienes que evitar posar con el antepié, con lo que te vendrán bien unas zapatillas con drop (diferencia de altura entre talón y antepié).

Si tus problemas están en las rodillas, necesitas una zapatilla que te de mucha estabilidad, con una gran amortiguación que evite que, al correr, se realice mucha carga sobre las rodillas.

El lugar donde vas a correr también afecta al tipo de zapatilla que te beneficiará más o menos. Si la mayor parte del tiempo harás tus carreras en asfalto, por ejemplo en la ciudad, tienes que tirar de zapatillas que tengan una amortiguación más blanda. Si tienes la suerte de vivir cerca de un parque y vas a correr por césped o terrenos arenosos, tienes que hacerte con unas zapatillas que puedan proporcionarte un buen agarre. En estos casos, no necesitarás tener una gran amortiguación.

En cuanto a terrenos pedregosos, como pueden ser los que hay a lo largo de montes (senderos) o incluso si ya vas a incluir algo de subida en suelo de roca, puedes probar las zapatillas de trail, que se caracterizan por su gran capacidad de agarre, su protección y una estabilidad total.

Este factor varía mucho dependiendo de la zona geográfica en la que vivas, o a la que te vayas a desplazar para hacer carreras. Si vas a desarrollar la gran parte de tus carreras en un clima húmedo y lluvioso, por ejemplo en el norte de España, es mucho mejor que busques modelos de zapatillas que te puedan proporcionar un buen agarre. Sobre todo si vas a correr por terrenos más lisos como son el asfalto y cemento.

Si por el contrario vas a correr en climas secos y en terrenos más irregulares que absorban la pisada, no necesitarás prestar tanta atención al agarre de la zapatilla pero sí deberás tener en cuenta que sea una zapatilla fresca y que ventile con facilidad para evitar el calor en el pie, que puede derivar en pequeños problemas de ampollas o heridas en el pie.

Si eres novato en esto de correr y te acercas a una tienda y te preguntan si eres supinador, neutro o pronador, no temas. Sigues en tu país y nadie te está tomando el pelo.

Estos términos técnicos hacen referencia al tipo de pisada que tienes. Porque sí, cada uno pisamos de una manera diferente, y esto influye en el tipo de zapatilla de running que necesitamos. Antes de aclarar que significa cada uno de estos conceptos, debes saber que nuestro calzado (tanto el de correr como el de a diario) absorbe la mayor parte del impacto sobre el suelo al andar o al correr.

Y dependiendo de la manera en la que pisemos, podremos agruparnos en uno de los tres diferentes tipos. Por eso, te ayudará conocer tu tipo de pisada antes de adquirir una zapatilla de running. Para ello, puedes acudir a un médico podólogo, que hará un pequeño estudio de tu manera de caminar para determinar tu tipo de pisada. En algunos establecimientos especializados también pueden ayudarte.

Una vez tengas esta información, podras comprar unas zapatillas adecuadas a tu pisada, lo que repercutirá muy positivamente tanto en tu capacidad para correr como en minimizar el riesgo de lesiones mientras te ejercitas.

Supinador: Este tipo de corredor se identifica porque corre con las piernas ligeramente separadas entre sí, apoyando, sobre todo, la parte exterior del pie. Esta es la parte que mayor parte recibe al pisar y la que se deberá reforzar más.

Pronador:Este es el caso opuesto al supinador. Corre con las piernas más juntas y pisando con la parte interna del pie, que recibe la mayor parte de la carga. Este es el tipo más frecuente de corredor y necesita zapatillas reforzadas en la zona interna.

Normal o neutro: Aquí nos referimos al tipo de corredores que tienen una pisada totalmente plana. No sobrecargan ni la parte externa ni la parte interna del pie. Son utodas aquellas personas que al pisar mantienen sus piernas en paralelo.